La seguridad contra incendios es un pilar fundamental e innegociable en la edificación.
Más allá de ser una recomendación, el cumplimiento de la normativa vigente es un requisito legal que garantiza la protección de las personas y de los bienes.
Dentro de las estrategias de seguridad, la protección pasiva contra incendios conforma la primera línea de defensa, y los sistemas de trasdosados con placas de yeso laminado ignífugas se han consolidado como una de las soluciones más eficientes, versátiles y documentadas para lograrlo.
Un trasdosado ignífugo no solo mejora las prestaciones de un muro existente, sino que lo dota de una capacidad certificada para contener un incendio durante un tiempo determinado.
Esta guía técnica aborda cómo funcionan estos sistemas, qué materiales los componen y cómo aseguran el cumplimiento de las exigentes normativas actuales.
Qué es la protección pasiva y la placa de yeso tipo F
Para entender la función de estos trasdosados, primero es necesario definir dos conceptos clave.
La seguridad pasiva contra incendios agrupa todos aquellos elementos y sistemas constructivos que, por sus propiedades físicas, ayudan a prevenir la aparición de un incendio, a evitar su propagación y a limitar sus efectos, sin necesidad de una activación externa.
A diferencia de los sistemas de protección activa (como detectores o rociadores), la protección pasiva está integrada en la propia estructura del edificio.
El componente esencial de estos trasdosados es la placa de yeso laminado tipo F.

Conocida popularmente como el «pladur rosa» por el color de su cartón, esta placa está diseñada específicamente para ofrecer un mejor comportamiento al fuego.
Su alma de yeso contiene aditivos y fibras de vidrio que mejoran su cohesión a altas temperaturas.
Cuando se expone al fuego, el yeso libera el agua contenida en su estructura en forma de vapor, lo que ralentiza el aumento de la temperatura en la cara no expuesta.
Las fibras de vidrio, por su parte, mantienen la integridad de la placa durante más tiempo, evitando su desmoronamiento prematuro.
Cómo un trasdosado aumenta la resistencia al fuego
La resistencia al fuego de un trasdosado Pladur no es una propiedad de la placa por sí sola, sino del sistema constructivo en su conjunto.
El nivel de protección se mide según la clasificación europea EI, donde cada letra representa una capacidad:
- E (Integridad): La capacidad del sistema para impedir el paso de llamas y gases calientes a la cara no expuesta.
- I (Aislamiento): La capacidad para impedir que la temperatura en la cara no expuesta al fuego se eleve por encima de ciertos límites.
Esta clasificación se acompaña de un número que indica el tiempo en minutos durante el cual se mantienen estas propiedades.
Así, un sistema con una resistencia al fuego EI-60 garantiza la integridad y el aislamiento durante 60 minutos. Un EI-120 lo garantiza durante 120 minutos.

El nivel de resistencia de un trasdosado autoportante ignífugo dependerá de la combinación de varios factores: el tipo y número de placas utilizadas (una o dos por cada cara), el tipo y ancho de la perfilería metálica, y la incorporación de un aislante incombustible (como la lana de roca) en la cámara de aire interior.
Cumplimiento de la normativa
En España, las exigencias en materia de seguridad contra incendios están reguladas por el Código Técnico de la Edificación (CTE), y específicamente por su Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio (CTE DB-SI).
Esta normativa establece los niveles de resistencia al fuego (EI) que deben tener los diferentes elementos constructivos (paredes, techos, etc.) en función del uso del edificio (residencial, comercial, aparcamiento), su altura y el riesgo de incendio asociado.
Los sistemas de trasdosados con placas de yeso laminado tipo F son soluciones ensayadas y certificadas por laboratorios acreditados.
Esto significa que los fabricantes, como Pladur, proporcionan sistemas completos con una clasificación EI garantizada.
Utilizar estas soluciones testadas es la forma más fiable para que los proyectistas y constructores aseguren el cumplimiento riguroso de las exigencias del CTE DB-SI, evitando responsabilidades y garantizando la seguridad del edificio.
Aplicaciones e instalación de los trasdosados ignífugos
Los trasdosados ignífugos se emplean en una gran variedad de situaciones donde la normativa exige sectorizar o proteger un espacio.
Una de las aplicaciones más comunes es en el cumplimiento de la normativa contra incendios en garajes, revistiendo las paredes que lo separan de las viviendas o de las zonas comunes.

También se utilizan para crear pasillos o vías de evacuación protegidas, para sectorizar zonas de riesgo (como cuartos de calderas o archivos) y para proteger estructuras metálicas o de hormigón del fuego, aumentando el tiempo que estas tardan en colapsar.
El montaje de un trasdosado ignífugo requiere seguir escrupulosamente las indicaciones de la ficha técnica del sistema ensayado.
Detalles como el tipo de tornillería, la modulación de los perfiles o el tratamiento de las juntas con pastas y cintas específicas son cruciales.
Una consideración técnica importante es la altura en trasdosados ignífugos.
La altura máxima que puede alcanzar el sistema manteniendo su clasificación EI está limitada por el ensayo y depende de la configuración del montaje. Superar esta altura invalidaría la certificación del sistema.



