Cuando se trata de elegir el aislamiento adecuado para un proyecto de obra nueva, rehabilitación o reforma interior, la elección entre lana de roca o fibra de vidrio es una de las más frecuentes en el sector de la construcción profesional.
Ambas soluciones pertenecen a la familia de los aislamientos minerales y comparten ciertas propiedades térmicas, acústicas y de resistencia al fuego.
Sin embargo, sus diferencias técnicas, de comportamiento y aplicación marcan la diferencia a la hora de prescribir uno u otro en función del tipo de obra y de las exigencias normativas o de confort.
Este artículo está pensado para ayudarte, como técnico, arquitecto, jefe de obra o contratista, a tomar decisiones informadas, valorando no solo el rendimiento del material, sino también su sostenibilidad, compatibilidad con sistemas constructivos y comportamiento a largo plazo.

¿Qué es mejor: lana de roca o fibra de vidrio?
Responder a esta pregunta requiere entender primero qué aporta cada material.
La lana de roca se fabrica a partir de rocas volcánicas (como el basalto) que, tras fundirse a altas temperaturas, se transforman en fibras resistentes al fuego y al paso del tiempo.
Es especialmente recomendable en proyectos que requieren alto aislamiento acústico, resistencia al fuego (Euroclase A1) o en ubicaciones con riesgo de humedad y condensación.
Por otro lado, la fibra de vidrio se produce a partir de arena de sílice y vidrio reciclado. Es más ligera y suele tener un coste más económico, lo que la hace una opción interesante cuando el presupuesto es limitado y las exigencias acústicas no son tan altas.
En términos de rendimiento térmico, ambas tienen valores similares de conductividad (λ ≈ 0,032–0,040 W/m·K), por lo que el criterio de elección suele centrarse en otros aspectos: acústica, reacción al fuego, densidad, comportamiento frente a la humedad y facilidad de instalación.
Entre los fabricantes líderes en ambos tipos de aislamiento destacan ISOVER, URSA y Rockwool, marcas de referencia para arquitectos y técnicos por la calidad de sus soluciones y su documentación técnica accesible.

Aislamiento acústico y térmico: ¿Qué aísla más?
Si tu proyecto tiene una prioridad clara en el aislamiento acústico, como puede ser el caso de espacios de estudios, oficinas compartidas o entornos industriales con ruido, la lana de roca es más eficaz debido a su mayor densidad y estructura interna.
Presenta una mayor capacidad de absorción de las ondas sonoras, especialmente en frecuencias medias y bajas.
En cambio, si el objetivo principal es el aislamiento térmico en un edificio residencial estándar o en oficinas sin requisitos acústicos especiales, ambas opciones pueden ser válidas.
Es importante verificar el espesor adecuado y la instalación correcta para garantizar la continuidad del aislamiento.
Para contextos donde se desea un alto rendimiento tanto térmico como acústico (como tabiques divisorios en oficinas o cerramientos técnicos), es útil considerar sistemas como el de aislamiento con lana de roca y pladur, que integran ambas prestaciones de manera equilibrada.
Resistencia al fuego y durabilidad
En lo que respecta a la seguridad pasiva contra incendios, la lana de roca es incombustible (Euroclase A1) y soporta temperaturas de hasta 1.000 °C, siendo por ello una elección ideal en locales técnicos, trasteros, instalaciones industriales o cualquier proyecto con exigencias del Código Técnico de la Edificación (CTE DB SI).
La fibra de vidrio también presenta buena resistencia al fuego (Euroclase A1 o A2), pero su temperatura máxima se sitúa alrededor de los 600 °C. Por ello, en entornos críticos, la lana de roca suele ser la prescripción más adecuada.
Además, la lana de roca ofrece una mayor resistencia frente a la humedad, moho o plagas. Su estabilidad dimensional la convierte en una opción más fiable a largo plazo.

De hecho, en instalaciones como falsos techos técnicos, se recomienda el uso de lana de roca proyectada para maximizar la durabilidad sin añadir peso excesivo a la estructura.
Instalación, manipulación y normativa aplicable
Ambos materiales se comercializan en distintos formatos (paneles rígidos, mantas, rollos o granel), lo que facilita su instalación en tabiques, trasdosados, cubiertas o fachadas ventiladas.
La elección del formato dependerá de si se busca mayor rigidez, adaptabilidad a huecos o rendimiento acústico.
En cuanto a la manipulación, la fibra de vidrio puede liberar partículas irritantes, por lo que se recomienda siempre el uso de EPI adecuados: mascarilla FFP2, guantes, gafas de protección y ropa cerrada.
Lo mismo aplica a la lana de roca, aunque suele generar menor irritación en algunos casos.
Desde el punto de vista normativo, ambos deben cumplir con el marcado CE, así como con las exigencias del CTE en sus documentos DB HE (Eficiencia Energética) y DB HR (Protección frente al Ruido).

También es habitual que cuenten con certificaciones adicionales como AENOR, ISO 9001, LEED o BREEAM, especialmente en proyectos públicos o sostenibles.
¿Cuál elegir para tu oficina?
En el diseño de una oficina, por ejemplo, donde se combinan habitualmente áreas privadas (cabinas insonorizadas, despachos individuales) con zonas comunes (salas de reuniones, cocina, zonas abiertas), es fundamental lograr un confort acústico adecuado sin comprometer la eficiencia energética.
En este tipo de espacios, la lana de roca destaca como la mejor opción cuando se requiere aislamiento acústico entre salas contiguas, absorción de reverberación en techos o resistencia al fuego en zonas técnicas.
Además, puede combinarse con placas de yeso laminado, suelos técnicos o falsos techos, garantizando un resultado profesional y duradero.
La fibra de vidrio puede considerarse en zonas menos críticas (como trasdosados en zonas comunes) si se desea optimizar costes sin sacrificar demasiado rendimiento.


